Ben Mears había entrado en la casa de los Marsten veinte años atrás, por una apuesta infantil, y lo que vio entonces, aún poblaba sus pesadillas. Ahora, como escritor consagrado, tras la muerte de su esposa, ha vuelto a Jerusalem´s Lot, un pueblo tranquilo y adormilado donde nunca pasaba nada extraordinario. Hasta que los niños empezaron a desaparecer, los animales morían desangrados y la onda expansiva de horror vació el pueblo y se los dejó a ellos. Quienes quiera que fueran.
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